La escoliosis es una condición en la que la columna vertebral se curva de manera anormal hacia los lados, formando una especie de “S” o “C”. Esta desviación puede ser leve y apenas perceptible o, por el contrario, bastante pronunciada, afectando no solo la postura, sino también la función respiratoria, el equilibrio corporal y el bienestar general. Aunque suele asociarse con la infancia o adolescencia, también puede desarrollarse en adultos debido a otros factores.
El tratamiento adecuado depende del tipo, la causa y el grado de curvatura, pero la fisioterapia juega un papel esencial en el alivio de síntomas, mejora de la movilidad y prevención de complicaciones. Entender qué es la escoliosis, cómo se detecta y qué opciones terapéuticas existen puede marcar una gran diferencia en la calidad de vida de quienes la padecen.
¿Qué es la escoliosis y cómo se clasifica?
La escoliosis no es simplemente una mala postura, sino una alteración estructural de la columna. Se produce cuando las vértebras rotan y se desvían lateralmente, generando una curva fuera de lo que sería su alineación natural. Puede presentarse en diferentes segmentos de la columna: dorsal, lumbar o ambos.
Existen varios tipos de escoliosis, según su origen:
- Escoliosis idiopática: es la más común, especialmente en adolescentes, y su causa exacta aún se desconoce.
- Escoliosis congénita: presente desde el nacimiento, debido a una malformación vertebral.
- Escoliosis neuromuscular: provocada por enfermedades que afectan los músculos o nervios (como parálisis cerebral o distrofia muscular).
- Escoliosis degenerativa: aparece en adultos mayores debido al desgaste de los discos intervertebrales y articulaciones.
Además, puede clasificarse según su severidad:
- Leve: curvaturas inferiores a 20°
- Moderada: entre 20° y 40°
- Grave: superiores a 40°
La valoración precisa por parte de un especialista es fundamental para decidir el abordaje más adecuado.

Síntomas más frecuentes de la escoliosis
La escoliosis puede desarrollarse de manera silenciosa, sin causar molestias al principio. Sin embargo, a medida que avanza, pueden aparecer signos físicos y síntomas funcionales que afectan el día a día. Algunos de los más frecuentes incluyen:
- Asimetría en los hombros o caderas
- Escápula (omóplato) más prominente en un lado
- Inclinación del tronco al caminar
- Desalineación visible de la columna
- Dolor de espalda, especialmente en adultos
- Fatiga muscular tras estar de pie o caminar
- Disminución de la movilidad torácica (en casos graves)
En adolescentes, suele detectarse durante revisiones escolares o por observación familiar. En adultos, en cambio, se diagnostica muchas veces a partir de dolores persistentes o rigidez lumbar.
¿Qué causas pueden provocar la escoliosis?
Aunque muchas veces no se identifica una causa única, existen varios factores que pueden estar relacionados con el desarrollo de la escoliosis:
- Componentes genéticos o hereditarios
- Malformaciones óseas desde el nacimiento
- Trastornos neuromusculares
- Desequilibrios musculares por malas posturas mantenidas
- Diferencias de longitud entre las piernas
- Procesos degenerativos asociados al envejecimiento
- Traumatismos o cirugías previas en la columna
Entender el origen ayuda a orientar mejor el tratamiento y a prevenir el avance de la curvatura.
Tratamientos disponibles según el tipo y grado de escoliosis
El manejo de la escoliosis depende principalmente de la edad del paciente, el tipo de curva, el grado de desviación y los síntomas asociados. Las opciones terapéuticas incluyen:
- Observación y seguimiento: en casos leves, se monitoriza la evolución con estudios periódicos.
- Fisioterapia especializada: fundamental para aliviar el dolor, corregir compensaciones y fortalecer la musculatura postural.
- Uso de corsé ortopédico: en adolescentes con curvaturas progresivas, puede evitar que la escoliosis avance.
- Cirugía correctiva: en curvaturas graves que comprometen la función respiratoria o generan mucho dolor.
La fisioterapia es especialmente útil tanto en fases tempranas como en pacientes adultos, donde el objetivo es controlar el dolor, mejorar la movilidad y frenar el deterioro funcional.
¿Cómo ayuda la fisioterapia a personas con escoliosis?
La fisioterapia es una herramienta esencial en el tratamiento no invasivo de la escoliosis. A través de un programa personalizado, se trabaja para:
- Fortalecer la musculatura profunda, especialmente del tronco y la espalda
- Mejorar la conciencia postural, corrigiendo hábitos que agravan la curva
- Aumentar la movilidad articular, reduciendo rigidez y facilitando el movimiento
- Aliviar el dolor muscular y prevenir contracturas
- Aplicar técnicas específicas, como el método Schroth, RPG (Reeducación Postural Global), estiramientos guiados o ejercicios de Pilates terapéutico
- Evitar compensaciones en otras zonas del cuerpo, como caderas, hombros o cuello
Además, el tratamiento fisioterapéutico ayuda a mejorar la función respiratoria en aquellos casos donde la curvatura afecta el tórax, enseñando patrones de respiración más eficientes.
¿Qué ejercicios son seguros para personas con escoliosis?
Los ejercicios adaptados son una parte fundamental del trabajo terapéutico. Algunos movimientos recomendados en el abordaje de la escoliosis incluyen:
- Estiramientos axiales suaves para elongar la columna
- Ejercicios de fortalecimiento del core sin carga excesiva
- Movimientos de rotación y elongación controlada
- Ejercicios respiratorios para expandir la caja torácica
- Pilates adaptado y trabajo sobre bases inestables para mejorar el equilibrio
Es fundamental que estos ejercicios sean guiados por un profesional para evitar movimientos que empeoren la curvatura o generen compensaciones indeseadas.
¿Se puede prevenir la escoliosis?
En muchos casos, la escoliosis no se puede prevenir del todo, especialmente cuando es idiopática o congénita. Sin embargo, sí es posible reducir su impacto y evitar su progresión mediante:
- Revisión postural en la infancia y adolescencia
- Educación sobre higiene postural desde edades tempranas
- Actividad física regular que refuerce la musculatura postural
- Tratamiento temprano si aparecen signos visibles
- Fisioterapia preventiva en casos de riesgo
La clave está en detectar a tiempo y actuar con un enfoque profesional y personalizado.
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