El ejercicio aeróbico es una de las formas más completas y recomendadas de actividad física para mejorar la salud del corazón, fortalecer el sistema respiratorio, reducir el estrés y ayudar al control del peso corporal. Este tipo de ejercicio se caracteriza por requerir un suministro constante de oxígeno para producir energía, lo que implica un trabajo sostenido y de intensidad moderada.
Caminar a paso ligero, nadar, correr, montar en bicicleta o bailar son ejemplos claros de ejercicio aeróbico. Su práctica regular mejora no solo la condición física, sino también aspectos metabólicos, emocionales y funcionales del organismo. Aunque muchas veces se lo confunde o compara con el ejercicio anaeróbico, ambas modalidades tienen diferencias marcadas que conviene conocer para lograr un entrenamiento equilibrado y adaptado a cada objetivo.
¿Qué es exactamente el ejercicio aeróbico?
El ejercicio aeróbico se basa en la utilización del oxígeno como fuente principal para generar energía durante una actividad prolongada. Para que esto ocurra, la intensidad del ejercicio debe mantenerse en un rango donde el cuerpo pueda sostener el esfuerzo durante varios minutos sin agotarse rápidamente.
Esto significa que no se trata de ejercicios explosivos o de fuerza máxima, sino de esfuerzos moderados y continuos que implican grandes grupos musculares, como piernas y espalda. La duración mínima recomendada para obtener beneficios es de unos 30 minutos por sesión, al menos tres veces por semana.
Entre los efectos más notables del ejercicio aeróbico están:
- Mejora de la capacidad cardiovascular
- Reducción de la presión arterial
- Aumento del metabolismo de las grasas
- Disminución del riesgo de enfermedades crónicas
- Mayor resistencia física y capacidad pulmonar
- Efecto positivo en el estado de ánimo y el sueño

Diferencias entre ejercicio aeróbico y anaeróbico
Aunque ambos tipos de ejercicio aportan beneficios a la salud, el ejercicio aeróbico y el anaeróbico tienen mecanismos energéticos y objetivos diferentes. Entender sus diferencias es importante para diseñar un plan de entrenamiento equilibrado.
Ejercicio aeróbico
- Utiliza oxígeno para producir energía
- Se realiza durante periodos prolongados (más de 3-5 minutos)
- La intensidad es moderada y constante
- Mejora la resistencia y la salud cardiovascular
- Ejemplos: caminar, trotar, nadar, andar en bicicleta, bailar
Ejercicio anaeróbico
- Utiliza fuentes energéticas sin presencia de oxígeno
- Son esfuerzos intensos y breves (de segundos a 2 minutos)
- Se enfoca en la fuerza y la potencia muscular
- Favorece el crecimiento muscular y la velocidad
- Ejemplos: levantamiento de pesas, sprints, ejercicios HIIT
Ambos tipos pueden complementarse dentro de una rutina semanal, siempre y cuando estén adaptados al nivel y los objetivos de cada persona. Mientras el ejercicio aeróbico mejora la base cardiovascular, el anaeróbico desarrolla fuerza y explosividad.
Beneficios reales del ejercicio aeróbico en la salud integral
Realizar ejercicio aeróbico de forma regular tiene un impacto directo en múltiples sistemas del cuerpo. Entre los beneficios más destacados se encuentran:
- Corazón más fuerte: el corazón se vuelve más eficiente, bombeando más sangre con menos esfuerzo.
- Reducción del colesterol malo y aumento del bueno: se favorece un perfil lipídico más saludable.
- Mejora del control glucémico: ideal para prevenir o controlar la diabetes tipo 2.
- Regulación del peso corporal: al aumentar el gasto calórico y mejorar el metabolismo.
- Sistema inmunológico más resistente: el movimiento constante mejora la respuesta inmunológica.
- Menor estrés y mejor estado de ánimo: gracias a la liberación de endorfinas durante el ejercicio.
- Prevención del envejecimiento prematuro: al mejorar la oxigenación celular y la función mitocondrial.
También es una herramienta muy útil en la prevención de enfermedades crónicas, como hipertensión, obesidad, osteopenia, síndrome metabólico y enfermedades cardiovasculares.

¿Cómo empezar una rutina de ejercicio aeróbico?
Para comenzar una rutina de ejercicio aeróbico, no hace falta tener una gran condición física ni apuntarse a un gimnasio. Lo importante es empezar de forma progresiva, escuchar al cuerpo y mantener una regularidad mínima.
Recomendaciones básicas para empezar:
- Escoger una actividad que sea agradable (caminar, bailar, nadar)
- Comenzar con sesiones de 20 a 30 minutos, 3 veces por semana
- Aumentar gradualmente la duración y la intensidad
- Usar ropa cómoda y calzado adecuado
- Mantener una buena hidratación
- Consultar al fisioterapeuta o médico si hay antecedentes de enfermedad cardíaca o lesión
La constancia es clave para que el ejercicio aeróbico se convierta en un hábito. Lo ideal es integrarlo a la rutina diaria, como medio de transporte o parte de actividades recreativas.
¿Qué pasa si combino ejercicio aeróbico y anaeróbico?
Combinar ejercicio aeróbico con entrenamiento anaeróbico (como fuerza o HIIT) ofrece resultados más completos. Mientras uno mejora la resistencia y salud cardiovascular, el otro desarrolla masa muscular, potencia y protección articular.
Un plan bien estructurado puede incluir:
- 3 sesiones semanales de ejercicio aeróbico moderado
- 2 sesiones de fuerza o potencia en días alternos
- Estiramientos o yoga para mantener la movilidad
- Días de descanso activo o caminatas suaves
Este enfoque es ideal para personas que buscan salud integral, rendimiento físico o control del peso con sostenibilidad a largo plazo.
El papel del ejercicio aeróbico en rehabilitación y fisioterapia
El ejercicio aeróbico también es fundamental dentro de programas de rehabilitación y fisioterapia. En pacientes con problemas respiratorios, metabólicos, articulares o cardiovasculares, una rutina aeróbica bien dosificada puede acelerar la recuperación y mejorar la calidad de vida.
Se utiliza, por ejemplo, en:
- Recuperación post-COVID o enfermedades pulmonares
- Rehabilitación de cirugía cardíaca o infarto
- Dolor crónico de espalda o fibromialgia
- Control del sobrepeso y mejora del metabolismo
- Programas de ejercicio para adultos mayores
Siempre debe ser prescrito por profesionales, adaptado al estado físico y monitorizado en fases iniciales. Es una herramienta potente, pero debe aplicarse con criterio clínico.
En Therapeía te guiamos para que el ejercicio sea un aliado
En Therapeía Fisioterapia y Movimiento, creemos en el poder del ejercicio aeróbico como parte esencial de una vida saludable. Lo utilizamos dentro de nuestros programas de readaptación, prevención de lesiones y acompañamiento a personas con patologías crónicas o necesidades especiales.
Nuestro equipo de fisioterapeutas y entrenadores diseña rutinas personalizadas que combinan movimiento, fuerza y funcionalidad. Te ayudamos a empezar desde tu nivel actual, con seguridad, control y seguimiento profesional.
Si buscas moverte mejor, recuperar tu energía o mejorar tu salud desde la base, agenda tu valoración con nosotros. En Therapeía te acompañamos a construir un cuerpo más activo, sano y funcional, paso a paso.